
La revista MÁS ALLÁ DE LA CIENCIA, en su número de marzo de 2018, incluye un artículo sobre la experiencia mística de la periodista y escritora danesa Charlotte Rørth en la sacristía de la Capilla de El Salvador de Úbeda. Su título, MÍSTICOS. VISIONARIOS DE AYER Y HOY. Su autora, CRISTINA Mª MENÉNDEZ MALDONADO.

Cuando Cristina me preguntó si podía aportar una razón, como arquitecto, por la qué pudo suceder ese hecho precisamente en la sacristía de El Salvador y no en otro punto del mismo edificio o en cualquier otro lugar, en un principio no supe qué contestarle, aunque tras meditarlo un buen rato, surgieron en mi cabeza algunos argumentos de cierto peso.
Andrés de Vandelvira fue un arquitecto muy especial, un arquitecto genial que supo transmitir a su arquitectura un toque muy personal. Desde que me interesé en mi juventud por su figura, y a medida que fui aprendiendo a reconocer el lenguaje de la arquitectura y a leer en las doradas piedras de sus edificios, siempre sentí que estos estaban dotados de un toque sutil que los hacía distintos a los de otros grandes arquitectos del renacimiento español, e incluso europeo. Su moderna adscripción por los historiadores del arte a la corriente manierista solo hacía confirmar mis intuiciones, pero no aportaba muchas más respuestas a mis inquietudes.
Vandelvira no tuvo la oportunidad de viajar a Italia y entrar en contacto con los grandes arquitectos del momento; sin despreciar su aprendizaje junto a su suegro Francisco de Luna y los contactos con algunos de los más grandes arquitectos españoles (Siloé, Machuca,…), su formación como arquitecto fue básicamente libresca (Vitrubio, Serlio,…). Pero a cabo de los años he comprendido que ese toque especial lo adquirió con otro libro, también muy especial: la Hypnerotomachia Poliphili (Venecia, 1499) de Francesco Colonna, que llegó a sus manos a través del deán Ortega cuando éste le encargó la portada de su capilla funeraria en la iglesia ubetense de San Nicolás. A partir de ese primer contacto, la lucha de amor en sueños (Hypnos-Eros-mache) de Polifilo fue adoptada por Vandelvira como fuente de inspiración permanente en todas sus obras, dotándolas de un erotismo (en su más estricto sentido etimológico) fuera de lo común. En un principio yo pensaba que se trataba de un toque femenino, atribuible a una hipotética participación activa en los diseños de su esposa Luisa de Luna (hija, esposa y madre de arquitectos). Pero una profunda lectura del simbolismo de sus obras nos muestra la omnipresente expresión de su amor apasionado, en lo personal por su mujer, y en lo constructivo por la arquitectura.
Y en la sacristía de la capilla de El Salvador, el espacio arquitectónico estrictamente vandelviresco de todo el edificio ajeno a las influencias o premisas de Siloé, la arquitectura de Eros de Andrés de Vandelvira se une, de la mano de la erudición humanista del deán Fernando Ortega y la sensibilidad artística del escultor Esteban Jamete, a otro libro muy especial, De Civitate Dei (La ciudad de Dios) de San Agustín, para crear una de las joyas arquitectónicas del renacimiento español, el sancta sanctorum del amor y la espiritualidad de un templo que de por sí ya lo era, de tal modo que la capilla pasa a ser casi una mera antesala de la sacristía.
En SOMNIUM IACOB la sacristía es definida como el “Edificio de la Ciudad de Dios con trazas de San Agustín”. Allí vemos representada en un sentido ascendente la historia espiritual y religiosa de Occidente siguiendo el libro del santo obispo de Hipona, capítulo a capítulo, desde la decadencia del imperio romano y el paganismo, representada por los dioses y héroes romanos en los medallones inferiores (Neptuno y Venus, Mercurio y Minerva, Hércules y Hebe, Diana y Vulcano), hasta las doce sibilas que predijeron los principales hechos de la presencia terrena de Jesucristo y los ángeles del Apocalipsis que vaticinan el juicio final, para finalizar con el infierno y el cielo, representado éste último en la bóveda trinitaria que cierra la sacristía, decorada con las palmas de los santos que acompañan al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Y entre medias, las columnas antropomorfas magistralmente talladas en bulto redondo por Jamete de los sabios y reyes de la antigüedad, atados de manos y pies, con actitudes lastimeras, cumpliendo lo que dice el Antiguo Testamento: “se rendirán ante Ti Señor, todos los reyes de la tierra”. Entre ellos cabe destacar al sabio Salomón, rey judío, autor (al menos atribuido tradicionalmente) del Cantar de los Cantares; a Zoroastro, sabio persa inventor de la magia y fundador de una de las primeras religiones monoteístas de la historia; y a Isis, que además de diosa y reina de Egipto era “MERCURIO ERUDITA”, pues fue instruida por el Mercurio egipcio, Hermes Trimegisto, padre de la ciencia hermética.
SOMNIUM IACOB tiene un subtítulo que reza así: “Donde se enseña que a veces los ojos del alma y los del cuerpo coinciden en ver cosas dignas de admiración” y hace referencia a la maestría de Andrés de Vandelvira para diseñar edificios que estimulan tanto a los sentidos corporales como al espíritu o el alma de las personas.
Por tanto, no encuentro mejor lugar que esta sacristía ubetense para tener una experiencia mística, un encuentro paranormal, una visión, o como se quiera denominar a lo que a Charlotte sintió o vio, con los ojos cerrados, sentada en un banco dispuesto en su centro. Allí, directamente bajo la bóveda baída que en buena lógica corresponde al Hijo, como en un nuevo Sueño de Jacob, Éste descendió por una escalera de luz, en lugar de los ángeles, para acompañarla un rato. Y por supuesto, el mejor sitio para iniciar la búsqueda de razones, explicaciones y respuestas a todas las preguntas que le surgieron y que Charlotte desarrolla de forma amena, aunque para ella fuera una tarea un tanto angustiosa, en su libro “Cuando desciende la luz”. Ella vio, con los ojos del alma, lo que otros tan solo conseguimos ver con los del cuerpo.
A continuación se reproduce mi aportación al artículo, que aparece al final, bajo el subtítulo ESPACIO SAGRADO Y VISIÓN. También han colaborado personas tan vinculadas a Úbeda como la arquitecta Carmen Martín y Andrea Pezzini, gerente de la empresa de servicios turísticos Artificis, que tan unido está por otro lado a la experiencia mística de Charlotte.